¿Cómo tiene lugar el “aprendizaje” de la Facilitación de Pulso de Campo?

22.03.2016 19:15

La ruta que sigue la información novedosa es bastante diferente en el caso del espíritu y en el caso de la mente. La mente tiene un estilo inquisitivo y agresivo. Se aferra a los datos e intenta incorporarlos y controlarlos. Los categoriza, los califica, los evalúa, los clasifica, los archiva, los juzga y luego los colorea con sentimientos y significados abstractos en un intento por asimilarlos. También se tasan todos los datos novedosos en cuanto a su potencial utilidad o valor ventajoso.

Las personas obligan a su mente a que se concentre, aprenda, memorice, acumule y domine volúmenes enormes de información, con tantos detalles como sea posible, inclusive con sofisticados análisis estadísticos. Y se cree que todos estos datos estarán aún mejor si se pueden representar gráficamente y presentar de forma atractiva.

Esta conciencia ha tardado varios años en darse cuenta de que esta forma de aprendizaje conlleva una actuación impresionante, y mucho más si observamos que todo ese procesamiento, complicado y de múltiples facetas, tiene lugar en una fracción de segundo. No solo está el instante de procesamiento en curso, sino que también, simultáneamente, la mente está comparando esta fracción de segundo con cada una de las demás fracciones de segundo similares, contrastando todo y comparándolo todo a través del archivo temporal de la memoria. En otras palabras, esta terapia se compara mentalmente con cualquier otra terapia de la que uno haya leído algo, de la que haya oído hablar, haya visto en televisión, incluso con las nuevas teorías cuánticas o las viejas teorías ancestrales. La mente hace todas estas operaciones, complicadas y multifactoriales, de forma automática, como resultado de su propia naturaleza.

En resumen, la mente ve la Facilitación de Pulso de Campo como algo nuevo que hay que adquirir o alcanzar. En el mejor de los casos, es un destino al que hay que llegar a través del esfuerzo. Todo este empeño está basado en la suposición de que las funciones de la mente sirven como modelo de aprendizaje, y que sus procesos han de ser aplicados simplemente desde el pasado hasta este novedoso asunto de lo no-lienal donde, supuestamente, será igualmente fácil. Así, supone que la aplicabilidad de aquello que ha desarrollado en su manejo de lo lineal es útil en la búsqueda de lo no-lineal. Sin embargo, este no es el caso; de hecho, es todo lo contrario, el que ha venido siendo el método fiable de ensayo-error para hacer progresos, ahora se convierte en el verdadero obstáculo para el aprendizaje.

Mientras que el funcionamiento mental ordinario se podría tipificar como un constante esfuerzo por conseguir algo, el trabajo con Potencial Puro es totalmente sin esfuerzo, pasivo y espontáneo. Lo tenemos todos, por lo que no hay que conseguirlo, ni mediante el esfuerzo ni el empeño.

Con la mente, uno puede controlar, pero con el Potencial Puro, no hay ningún control en absoluto. No hay control posible donde no hay nada que controlar y donde no hay ningún medio para aplicar el control, si es que eso fuera posible. Lo que es sin forma no puede ser manipulado. Se revela por sí mismo y prevalece a todo.

Eclipsa y desplaza a la mente, que se hace innecesaria y sería, de hecho una interferencia e intrusión. La revelación es sutil, poderosa, suave, amable, y exquisita. Se hace evidente que el contenido total ha estado ahí siempre y que, simplemente, no se había experimentado u observado.